La opulencia de las joyas de María Antonieta, a subasta

Sotheby’s ofrece el próximo 12 de noviembre en Ginebra más de cien lotes de las colecciones de la familia Borbón y Parma cuyos excesos fueron pagados en Francia con la guillotina

Por: REDACCIÓN. Foto: SOTHEBY’S

Las crónicas históricas, tal vez aderezadas con alguna dosis de exageración, cuentan que la pasión desmesurada por el lujo de la reina María Antonieta, la esposa caprichosa y extravagante de Louis XVI de Francia, fue uno de los motivos que espoleó la Revolución Francesa y que, a la postre, llevó a la guillotina a la reina consorte y a su marido. Y parte de esa desmesura podrá verse en las joyas que adornaron ese vida desenfrenada y que se pondrán a subasta en noviembre en Ginebra.

La gran casa de subastas Sotheby’s será la encargada de ofrecer al mejor postor parte del legado de la familia de Borbón y Parma, una de las colecciones de joyas reales más importantes de Europa, con piezas, incluso, que hacía más de 200 años que no se veían en público. Un diamante con un valor indeterminado entre uno y dos millones de dólares y un collar con 331 perlas naturales son los objetos más preciados, aunque también destacan una tiara de diamantes o una diadema que diseñó la famada casa vienesa Köchert.

 

Fotos: Sotheby’s

Las joyas de los Borbón y Parma, que han pasado por a varias generaciones de la familia que reinó en Francia, España o regiones de Italia, han recorrido Europa antes de llegar a su destino a la casa de subastas en Suiza. Así, las joyas que eran posesión de María Antonieta fueron trasladadas a Bruselas cuando los reyes franceses fueron depuestos y posteriormente ejecutados. En la capital belga fueron custodiadas por el conde de Mercy Argenteau, hombre de confianza de la reina de Bélgica, que era la hermana de María Antonieta.

El conde de Mercy Argenteau transfirió las joyas reales a Viena, la capital del imperio austro-húngaro, donde las recogería la hija de María Antonieta, que huyó de Francia en 1795, dos años después de la muerte en la guillotina de su madre. Las piezas que reflejan la “opulencia” de esos tiempos, como lo ha definido Sotheby’s, fueron heredadas posteriormente por Luisa de Francia y duquesa de Parma.

María Antonieta nació en el seno de la familia de los Habsburgo, que eran emperadores de Austria y Hungría, y fue casada con Louis XVI de Francia en un matrimonio que consolidó la alianza entre dos de las monarquías más poderosas de Europa. La perlas, como se observa en algunos retratos de María Antonieta, donde lucía collares de ese lujo marino, eran un material muy apreciado por la realeza europea del siglo XVIII por su belleza y rareza.

Sotheby’s pondrá a la venta más de cien lotes de joyas reales el próximo 12 de noviembre en Ginebra, una ciudad de escaso pasado monárquico a lo largo de la historia. Otras maravillas de la colección son un rubí birmano tasado en 250.000 euros o un anillo de la archiduquesa María Ana de Austria con un extraño diamante de color salmón.

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Anillo de diamantes color naranja con un peso de 2,44 quilates, alrededor de 1910. Entregado por el archiduque Frédéric de Austria a su hija, la archiduquesa María Ana de Austria. (Foto: Sotheby’s).

El reinado de María Antonieta indignó al pueblo francés, sometido a penurias mientras su monarca llevaba una vida extravagante, de fiesta en fiesta y sin privarse de lujos en el palacio de Versailles o la casa de campo de Vincennes. Se dice que un supuesta compra de un collar de diamantes de 2.800 quiilates acabó por enojar a sus súbditos antes del estallido de la revolución en 1789.

Ginebra, la principal ciudad de la Suiza de habla francesa, es famosa por el Lago Lemán, del que brota el icónico surtidor que entretiene a los turistas, quienes combaten el tradicional frío de noviembre y del invierno con el vino caliente que se sirve en los quioscos ambulantes.

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El Jet d’Eau- Ginebra (Foto: Oficina de Turismo Ginebra)

Las callejuelas medievales de una ciudad de historia republicana y cívica, cuna del calvinismo y ahora capital mundial de la cooperación internacional, son el gran atractivo turístico de la ciudad, además del palacio de las Naciones y el Muro de los Reformadores.

Famosa por sus relojerías, en Ginebra también hay un fiebre de creadores del mundo de la moda que exhibe sus obras en tiendas exclusivas. Desde marcas de ropa informal como Noa a reconocidas mundialmente como La Muse, Ginebra es una ciudad para recorrer con espíritu de vanguardia.

 

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